Una vez apareció en la casa que compartíamos con unos amigos de la facultad, en Asunción, un disco (de esos grabados que costaban muy muy poco) que tenía dos tracks: uno de o sobre Violeta Parra, y el otro, este, en el cual nuestro querido Julio hace pelotas al Demian de Hermann Hesse.
Yo no sé si fue porque a mi némesis le gusatba mucho Hesse, -sí, tuve némesis cuando fuí síntesis antiestética de mí: tesis opulenta-, que a mi dejó de gustarme, y por eso celebré con bombos y platillos las palabras de Cortázar, o efectivamente, soy un manipulado por las pasiones, y como me gusta tanto la obra del argentino, pues le compro todo lo que me venda.
En fin, disfrutad.
Y para los registros: yo sí leí Demian, El Lobo Estepario y Siddharta, cuando era adolescente, y pues, esa es otra vida: tanto humo ha pasado entre mis neuronas que, apenas, vagos recuerdos -todos manoseados- de aquellas épocas, quedan. Lo demás es silencio, o literatura, que para los efectos, viene a ser lo mismo.
El futuro: Lo primero que leí, literatura adolescente, los recuerdos y las manipulaciones de nuestro cerebro, el librotón de H. que le regalaron a mi compañera, J. y sus detractores casi siempre políticos.